Una comida con la prensa

Cuando una empresa tiene un problema, una de las posibles soluciones es invitar a la prensa a comer y suplicarles que no te machaquen, no es que sea la panacea pero a veces funciona.

En esta delicada situación es imprescindible mano izquierda y sobre todo cuidar las formas hasta al extremo. Pues bien, la de hoy no se ha seguido exactamente el guión previsto.

Os pongo en antecedentes: restaurante de lujo en Madrid, tres periodistas (dos chicos y una chica), el cliente, Manolito –que es mi jefe- y yo.

Esta es una crónica pormenorizada del encuentro y de las intervenciones de nuestro amigo el Manolito:

14:00 h: Manolito se queda unos 45 segundos mirando el escote de la periodista; se rasca la entrepierna y comenta “joe que pivas más buenas tenéis en la redacción”.

Empezamos bien, la comida promete…

De 14:15 a 14:20: Silencio embarazoso
14,30: El personaje se vuelve a rascar la entrepierna, y está vez suena (asqueroso lo sé)
14,31: Se le escapa un “gasecito”, como el mismo lo define.
15,00 a 15,15: No deja de mirarle las tetas a la periodista, mientras mueve la cabeza en señal de aprobación…
15,30: Suena su móvil (melodía elegida: Por la raja de tu falda. Autor Estopa).
15,31: Suena su móvil (misma melodía, mismo autor)
15,32: Suena su móvil (misma melodía, mismo autor)
15,33: Comentario de Manolito “Coñazo de los niños todo el día dando por culo con el móvil”
15,50: Otra joya de comentario “El problema de la prensa española es que no tienen ni puta idea, si de mi dependiera cerraba la mitad de los periódicos; menos el vuestro claro –matiza-”
16,50 a 16,10: Silencio aún más incomodo
16,11: Se vuelve a rascar, y vuelve a sonar
16,30: Despedida, achuchón a la periodista y frase antológica “bueno creo que el tema ha ido de puta madre”

Mañana nos van a despellejar, fijo… ya os contaré